Friday 15 June 2012

Capítulo 6



Capítulo VI





_ Espérenme, por favor, que se me olvida Carelys.


_ Leo, baja acá, pibe.


_ Are we going now, grandpa? Nooo!!!


_ Come on! Don Armando tiene que cerrar la tienda. The store is closing now.


_ Right, viejito! ¿Le dijiste a Don Abel que pasas por él? Si me tardo hoy más, a lo mejor mañana no me ves. Llévate las camisetas y los balones para no tener que dar una explicación tan larga a mi mujer.


_ Ahorita le hablo a Tavo para ver si puede llevar las credenciales de los chamacos al registro.


_ ¡Qué tal, buenas noches!


_ Yes, what can I do for you?


_ Pues, quisiera registrar a otro jugador en nuestro equipo.


_ Mmm. Va a estar difícil, ya entramos a las finales.


_ Lo sé, pero perdimos unos jugadores esta semana, creo que eso si está considerado en el reglamento, ¿no?


_ Ok, ¿cuál es el nombre del equipo?


_ The Revolutions.


_ Oooh, yes! Es el mismo equipo que trataron de sacar del torneo ayer.


_ ¿Qué?


_ Sí, ayer vino un señor que nos trató de convencer de sacar a este equipo del torneo porque,… bueno no pudo bien a bien explicar las razones; y no lo dejamos; en este momento el sacar a un equipo nos metería mucho ruido. Por eso le explicamos que tenían que permanecer en la liga.


_ Ya veo. Pues ese mismo señor se llevo a unos de los niños de nuestro equipo y ahora tengo que registrar otros para cubrir el hueco.


_ ¿Qué pasó, mi Zapato? ¿Se pudó? Pregunta Tavo atropelladamente.


_ En eso estoy. Me decía el señor que Mr. Cain intentó sacar al equipo del torneo.


_ Nooo; no es cierto.


_ Aquí están las fotos del niño.


_ ¿Qué edad tiene? Éste no alcanza los 10, ¿o sí? I am gonna turn a blind eye on it, porque se me hace que no van a completar si no les registro a más jugadores.


_ Perdona por llegar tarde, tuve que ir a comprar una calling card para llamar al Potosí, las cosas están calientitas en mi país y más por ahí. Me llamo el Víctor, me dijo que consiguieron los uniformes y los balones.


_ Eso sí es cierto, un amigo de un amigo nos los donó, es precisamente el papá del niño que acabo de registrar. ¡Están preciosos!, mañana los vas a ver. Bueno, me despido, ya te imaginarás que por mi edad ya me cuesta trabajo despertar.


_ ¿Traes el auto o te doy un “raid”?


_ Me voy a pie.


_ ¿Vas a creer? Este barrio es bravo, Zapato.


_ No te preocupes, traigo al Sansón, y ese perro impone respeto a más de uno. Ten, aquí tienes la nueva credencial. Mañana a mediodía nos vemos, ok?


Es época de huracanes en la costa de Florida, aunque hasta ahora la temporada ha sido particularmente benigna. La llovizna ha por fin cesado en Tampa. “Llegando voy a checar el clima para ver si vamos a tener sol mañana.” La calle no es la mejor alumbrada de la ciudad, por lo que, a pesar de que su edad, Emiliano se mantiene alerta.


_ ¡Huele a petate quemado, Sansón!


Emiliano alcanza entonces a distinguir a una figura que le es familiar, sentada sobre una desvencijada cerca metálica.


_ What are you doing here, old man?


_ ¡Qué tal, Héctor! Fui al registro, si se le pasa ese efecto, ¿viene a jugar mañana?


_ ¡Oooh! Sí es para el relax, y mañana echarme unos dos que tres golecillos por ahí, je, je. ¡Ah! Hace un ratote te andaba buscando mi abuela, te fue a buscar que por lo de la botella, así dijo ella.


_ Ok, sale pues, si ves a tu abuela me la saludas, y mañana nos vemos en el partido, si Dios lo permite. Ok?


_ Cool, old man. Y ya no te preocupes tanto, se te va a arrugar el cutis, je, je.


El tono rojizo del firmamento presagia buen tiempo. “Creo que después de todo no va a haber necesidad de checar el Internet.”


_ Ha sido un día largo, todo mi esqueleto se está quejando, Sansón. Como creo que no va a llover, esta noche te me quedas afuera; además está muy bochornoso, creo que el chipi-chipi alborotó al calor.


_ Me tienes que llevar al mercado de Cuernavaca, me lo prometiste. Tengo que comprar un montón de cosas, y el chicharrón que quieres para tus picadas está mejor allá. Y ya te terminaste las pepitas con limón que me trajo la marchanta de Guerrero.


_ Está bien, sólo porque te dí mi palabra. Ya sabes que me fastidia ir hasta allá en Domingo.


Aunque está bien entrada la clara mañana el suelo permanece húmedo aún. De tal modo que el perro mancha sus bermudas, al apoyar sus patas sobre él.


_ Después de todo Doña Elsa tiene razón es hora de darte un baño, tú. Trae acá tu toalla, flojo. Eso, creo que finalmente aprendiste. Deja me echo un cafecito y regreso. ¿Sale?


_ Carajo, casi se me termina el café de grano. ¡Ah, ya sé! A lo mejor la muchachita esa tiene buen café, luego lo paso a checar a su tienda.


Al darle el primer sorbo al líquido siente un vaguido, acompañado de un dolor intenso, punzante que le oprime el pecho. Con una rápida y profunda respiración logra recuperarse esta vez; pero su pensamiento no logra aclararse a plenitud, por un instante se siente extraviado, todo le es extraño en la pequeña cocina de hombre solo. El celular vibra varias veces antes de que pueda recuperar completamente el sentido.


_ ¡Hey, Zapato! ¿Porqué no contestas, viejito? No creo que tengas a una damisela por ahí, ¿o sí? Anyway, sólo te hablo para decirte que, aunque ya sé que vas a pasar por Don Abel, no se te olvide llamarle a Don Armando también, ok? Vale, al rato nos vemos, viejito.


Mecánico, casi autómata contesta:


_ Ok, gracias por recordarme… Víctor.


_ Creo que siempre sí tienes a alguien allí, viejito. See ya!


_ No me mires así, ya sé que tengo que ir con el doctor, te prometo que pronto voy, ok? No muerdas la manguera, ya mero termino, carambas. Todavía tengo que bañarme yo también.


_ Bueno, ya estás listo, ahora nomás no te vayas a revolcar.


El sol inmisericorde ha secado el pasto por completo.


_ Creo que esos hacen un buen trío, Abel.


_ Así es. Y eso que apenas se conocieron ayer.


_ Oye, Emiliano; ya ni la joden, mira que usar el uniforme de el New England Revolution.


_ En mi pueblo tenemos un dicho que dice: “a caballo regalado…”, Don Armando. Parece que alguno se quedó con la herencia de Mr. Cain.


_ Gimme that ball, sucker!


_ Hey, Héctor! Leave Leo alone, and you get another ball, there are plenty today.


_ ¡Qué tal, Víctor!


_ ¿Qué pasó viejito? Oye, están buenos estos balones. ¡Buenos días, Don Abel!


_ ¿Dónde está tu hijo?


_ Por ahí debe andar; parece que apenas nos vamos a completar, viejito.


_ No me digas que no volvió a venir el hijo de Onésimo.


_ Afirmativo, mi estimado Zapato. Parece que aquel andaba en su estado natural anoche otra vez, y se desquitó con el chamaco; lo ha puesto como Santo Cristo para variar. En fin, una lástima porque el chamo juega muy bien.


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